Hace poco salí con una nena
a embriagarnos me invito;
tenía una linda bolsa
envuelta de perversión.
Fifí, Francesca o Londres
no recuerdo bien el nombre;
caminamos largo rato
buscando algún bar, antro,
pulquería u hotel,
o tal vez un buen burdel.
Bastante borracha se veía
y aún así con manoseo me consentía,
triste estaba la pobre
allí sentada con mirada torpe
completamente mareada y perdida
con cualquiera se entretenía.
Llegando a la habitación
empezamos a sudar acción;
besos, toqueteos, calor
entre sus dientes, el miembro me creció.
-Necesito el tocador-.
-Anda ve
y usa tus maquillajes de embalsamador-.
Regresó siendo muy nueva;
blusa dorada, botas negras
y de red las medias;
del bolso saco cosas bastantes:
lubricante, condón, juguetitos
y un para de guantes.
Me pedía que le pegara
o por lo menos que un poquito la asfixiara;
para no hacer tan largo el cuento
la mano completa en el culo terminó dentro.
Duerme mi pequeña niña
ven y acuéstate en el colchón
sin acordarte siquiera
que siempre has sido un barón.
Anónimo
No hay comentarios:
Publicar un comentario